Empiezo mi blog con una canción de La Casa Azul (LCA). Se trata de un grupo peculiar, porque a pesar de que en los vídeos aparecen cinco chicos jóvenes, guapos y simpáticos, el grupo es única y exclusivamente Guille Milkyway, que lo es todo: compositor, cantante y productor. Los cinco chicos de los vídeos sólo son una imagen. Es muy curioso la verdad, muchos fans al enterarse dejaron de seguir al grupo, los fieles siguen por supuesto.
En cuanto a la canción, que se titula Chicle Cosmos, es bellísima desde el principio hasta el final. Comienza con un "no puede ser, no me dirás que al final me echas de menos", y finaliza con un "si vuelves yo te querré igual". La canción rememora la infancia de un chico, ciñéndose al momento en el que le pide un chicle a una amiga. Pero todo desde la perspectiva de la distancia que da la madurez de una persona mayor, que recuerda aquel momento que sucedió en enero del 84. Yo tenía casi siete años en esa fecha y me veo reflejado. Con esa edad uno sueña con princesas, con 24 años más todo se ve distinto, pero es una delicia escuchar este tema y comprobar que hay gente que aún continúa creyendo en los sueños, aunque sea durante poco más de tres minutos. Cada vez que escucho esta canción me sumerjo en aquel niño de seis años y en su inocencia.
La canción es preciosa.
En cuanto a la canción, que se titula Chicle Cosmos, es bellísima desde el principio hasta el final. Comienza con un "no puede ser, no me dirás que al final me echas de menos", y finaliza con un "si vuelves yo te querré igual". La canción rememora la infancia de un chico, ciñéndose al momento en el que le pide un chicle a una amiga. Pero todo desde la perspectiva de la distancia que da la madurez de una persona mayor, que recuerda aquel momento que sucedió en enero del 84. Yo tenía casi siete años en esa fecha y me veo reflejado. Con esa edad uno sueña con princesas, con 24 años más todo se ve distinto, pero es una delicia escuchar este tema y comprobar que hay gente que aún continúa creyendo en los sueños, aunque sea durante poco más de tres minutos. Cada vez que escucho esta canción me sumerjo en aquel niño de seis años y en su inocencia.
La canción es preciosa.
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